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Programas para combatir el estigma de la salud mental

Programas para combatir el estigma de la salud mental

Por Cristina Pinto. – Ganadora Premio TFM Contra el Estigma. Cátedra UCM- Grupo 5.

Para apuntar el contexto en el que se fundamentó mi trabajo empezaré confesando que, el primer acercamiento que tuve con el término estigma se dio cuando estaba cursando la carrera de sociología. En esta nos explicaron como en el año 1963 el sociólogo Erving Goffman lo había definido como un atributo desacreditador que tenía como consecuencia un proceso de exclusión social. Desde el primer momento fue algo que me llamó bastante la atención, sobre todo si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad muy diversa, y cualquier aspecto podría ser catalogado como fuera de lo normal, y como consecuencia llevar a que te estigmaticen pero, ¿Cuál era esa normalidad de la que hablaban si somos conscientes de que existe la diversidad social? El interés por el término fue acrecentándose cuando estaba en el máster, ahí pude estudiar los diversos colectivos sociales que, por norma general, suelen ser más discriminados o excluidos, haciéndose patente cómo funcionaba la teoría sobre el estigma de Goffman.

En marzo de 2021, Íñigo Errejón expuso ante el Congreso de los Diputados la necesidad existente en España de una política más ambiciosa en lo que a la atención psicológica se refería. Una vez terminado su discurso, un diputado de otro partido le gritó: ¡Vete al médico! en tono jocoso. Esto era un intento de estigmatización hacia los problemas de salud mental. Lo que más me llamó la atención no fue que se intentase ridiculizar a alguien por hablar de salud mental – que también –, sino que se produjo en un momento en el que la salud mental de toda la población española se había visto afectada negativamente debido a las consecuencias que tuvo la pandemia.

Cuando investigas acerca de la historia de la salud mental te das cuenta de que siempre ha sido tratada como un tabú –hasta hace unos años no se hablaba de salud mental, y hoy en día siguen existiendo reticencias a confesar abiertamente padecer problemas de salud mental o incluso sobre ir al psicólogo o psiquiatra–. Esto sentaba una base trascendental de por qué debía hacer mi trabajo sobre el estigma en la salud mental.

El colegio Nuestra Señora del Buen Consejo de Madrid me brindó la oportunidad de diseñar y poner en práctica un programa de intervención con alumnos de tercero de la E.S.O. Esto era algo importante ya que, ¿cuántas veces nos habían hablado en el colegio acerca de salud mental? A mí, personalmente, ninguna. Visto lo visto, es una materia muy necesaria.

El programa consistió en tres sesiones distintas a lo largo del curso: una de psicoeducación, en la que se les hablaba de salud mental y estigma; una de contacto, en la que pudieron conocer a personas con diagnóstico de enfermedad mental grave; y una de reflexión, en la que hablamos sobre las distintas cosas que habíamos visto y se les pidió feedback.

Entre los resultados que se encontraron una vez completado el programa se destacan:

  • Hablar de salud mental con los alumnos era importante porque ayudaba a que lo normalizaran, y por tanto, reducir ese posible estigma.
  • Hablar de salud mental les proporcionaban los conocimientos básicos para poder ser capaces de identificar si estaban padeciendo algún tipo de problema de salud mental.
  • Reducir el estigma de la salud mental era útil para que los alumnos vieran de forma más positiva la solicitud de ayuda, en caso de pensar que podían estar padeciendo algún problema de salud mental.
  • Por otro lado, los alumnos resaltaron la influencia de la pandemia al haber jugado un antes y un después en lo que a salud mental se refiere. No solo por el peso que toma para ellos, al convertirse en el desencadenante de muchos de los problemas de salud mental que viven en su día a día. Si no que también, les ha dado más familiaridad en cuanto al tema de salud mental, destacándose así, como una generación más concienciada sobre la importancia de la salud mental.

Como conclusión, incidir en algunas de las cifras establecidas por la OMS que han sido relevantes para la realización de este trabajo: I) A nivel mundial 1 de cada 4 personas tendrán un problema de salud mental a lo largo de su vida. II) 450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por problemas de salud mental. III) El 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 14 años, y el 75% antes de los 18. Añadir que, a consecuencia de la pandemia es muy probable que estas cifras hayan aumentado.

Conociendo esto, ¿no sería una materia primordial intentar combatir el estigma de la salud mental? Aquí es dónde reside la relevancia que puede tener este trabajo. La salud mental de las personas –especialmente la de los jóvenes –, está en crisis. Las consecuencias las vemos cada día, por ejemplo, en el aumento del consumo de psicofármacos, o en las tasas de suicidios de la población joven. La realidad ante esto es que tenemos las herramientas necesarias para ayudar a que la situación mejore a nivel exponencial, y, la realización de programas de intervención de este estilo, ya no solo con la población más joven, si no a nivel general podrían marcar la diferencia.

Puedes leer el Trabajo completo haciendo clic aquí.

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