Blog

Noticias

Relatos de una epidemia: virus con denominación de origen

Relatos de una epidemia: virus con denominación de origen

Giovani, estudiante Erasmus, se dirige en el metro como cada mañana a clase. Al responder a una llamada telefónica hablando en italiano, percibe algunas miradas y como las dos personas que están sentadas a su lado se levantan y se cambian de asiento en el vagón. Li se siente cansada de esta situación. No para de ver en las redes comentarios y bromas acerca del origen de esta pandemia, que siente como culpabilizantes. Pablo está atrapado en Perú, no consigue manera alguna de regresar a España, y nadie quiere alquilarle una habitación por su nacionalidad. Amparo, con 67 años, se siente preocupada, los medios no dejan de decir que la gente de su edad no puede hacer frente a este virus. 

Y hasta aquí la dosis de literatura. Desafortunadamente, se trata de un fiel reflejo de situaciones que muchos y muchas han vivido, viven o vivirán en estos días y en los venideros. Y es que, esta situación también tiene mucho que ver con el estigma y la discriminación. 

Noticias cada vez más bizarras llenan la prensa, con información que puede llegar asustarnos o a sorprendernos: ¿la realidad supera la ficción?¿por qué puede llevarnos un virus a situaciones como la “vigilancia de balcón” o incluso la violencia explícita?

El estigma, podríamos definirlo como una situación en la que el individuo está inhabilitado, de alguna manera marcado o excluido de la aceptación social. (Puedes aprender más sobre qué es el estigma aquí).

Pero esto…¿ha pasado ya antes?

¿Sabías que en la historia ha habido otras situaciones en las que el origen de una enfermedad ha servido para justificar actitudes racistas y discriminación?

Por ejemplo, algo muy similar sucedió con la todavía mal llamada “gripe española” o Influenza. Algunos expertos como la periodista Laura Spinney explican que precisamente se cree que el origen de este virus no tuvo lugar en España. Sin embargo, circunstancias históricas y políticas ocurridas en otros países en el momento, podrían haber llevado a la censura informativa, siendo España el primer lugar donde se dio difusión de la existencia de esta epidemia, como apunta en su obra Jinete Pálido, La gripe española de 1918 y cómo cambió al mundo.

Otro ejemplo del binomio pandemia-discriminación podría ser el del VIH. Algunos historiadores señalan cómo la aparición del virus se asoció mediáticamente a colectivos homosexuales en algunos casos, y en otros a población de origen africano. Esta asociación tuvo como consecuencia un incremento de comportamientos xenófobos y legitimó críticas explícitas a estos colectivos. 

¿Qué consecuencias reales pueden tener este tipo de mensajes?

Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.

Mahatma Gandhi

Desde luego, nos parece de una importancia central evitar que el “destino” de la sociedad ante esta crisis sea un aumento de los comportamientos de discriminación. Por como está configurada nuestra manera de entender el mundo, nuestro cerebro busca llenar esa falta de información que existe dada la novedad de esta situación. Tratando de aliviar esa incertidumbre, ese vacío se acaba completando con trocitos de información sin base o lógica en muchos casos. Esto lleva a situaciones extremas, en las que el comportamiento de las personas cambia como consecuencia de estos pensamientos adquiridos de manera rápida.

Infectados, plaga y el virus con apellido

Muchos dicen que la era de la información es realmente la era de la desinformación. Vivimos, ahora más que nunca, expuestos a grandísimos volúmenes de información, que cambian y se transmiten a la velocidad de la luz. Nuestra capacidad para procesar tal cantidad es limitada, por lo que nuestro cerebro, en muchos casos, necesita recurrir a atajos para digerirla.

Esta forma de “pensar rápido” tiene la desventaja de hacernos almacenar información que puede no ser fiable, ni tener una base lógica o real. Imagínate un estanque. En ese estanque, habitan muchos peces de distintos colores, que se mueven muy rápido. Imagina que algunos de esos peces representan la información fiable y contrastada. Además de estos, en el estanque coexisten los peces de los rumores, los de los memes y los de la opinión de otras personas. También conviven en el estanque los peces de las noticias falsas y los de los titulares sensacionalistas. Puede que hayas visto u oído pasar un pez cerca de ti, pero te ha sido imposible detectar su color. Esto es, puede que hayas oído o leído alguna información, pero te ha resultado difícil o casi imposible descifrar de qué tipo de información se trataba. 

Gracias a este modo de procesar la información, nuestro cerebro acaba recordando trocitos de información, a veces frases o incluso palabras sueltas: plaga, virus de aquí o de allá, infectados… Desafortunadamente, muchas de esas palabras caen en mensajes estigmatizantes, que, mediante la constante repetición y bombardeo mediático, pueden promover comportamientos de discriminación y estigmatizar a determinados grupos o personas. 

En ese sentido, es importante destacar la responsabilidad de los medios de comunicación a todas las escalas (cadenas de televisión, usuarios de redes sociales, influencers, líderes de entidades públicas o privadas…). Toda la información transmitida y compartida por estas vías, tanto su forma como su contenido, sirven para rellenar ese vacío, y darnos esa falsa impresión de saciedad o de certidumbre. Recordemos que las frases utilizadas en prensa y medios informativos acaban configurando el vocabulario colectivo de la sociedad. 

Por todos estos motivos, es importante que cada uno haga su parte:

  • Evita utilizar un lenguaje estigmatizante o catastrofista (infectados, plaga, apocalipsis…).
  • Intenta no asociar el virus a un determinado origen o grupo de población (no es el virus de Wuhan o de China, tiene un nombre científico, CoVid-19, para evitar la discriminación).
  •  Si observas una situación que te parece irregular, no tomes la justicia por tu mano, puedes contactar a los cuerpos de seguridad, es su trabajo. 
  • No compartas bulos, noticias falsas o sensacionalistas, rumores o memes estigmatizantes. Por muy gracioso que pueda parecerle a alguien, no es más que la semilla y perpetuación del estigma. 

Entre todos y todas, podemos luchar contra el estigma.

¿Te gustaría saber más sobre recomendaciones de la OMS para combatir el estigma relacionado con CoVid-19 cuando nos comunicamos? Pincha aquí.

O…¿prefieres conocer nuestra investigación en curso sobre el impacto psicológico del CoVid-19 en la población? Puedes ver materiales y resultado aquí

Write a Comment